sábado, 21 de febrero de 2015

DESCRIPCIÓN

EL APARATO DIGESTIVO


El aparato digestivo es un conjunto de órganos que recorren el interior del cuerpo humano y cuyo objetivo fundamental es la nutrición. Son órganos muy diferentes entre sí en cuanto a forma y funciones. Podemos hablar de un tubo digestivo (desde la boca al ano) por donde pasan los alimentos, y de glándulas asociadas a dicho tubo: las más importantes son el hígado y el páncreas.

La nutrición es el proceso por el cual conseguimos moléculas y sustancias que nos proporcionan energía necesaria para realizar funciones vitales (respirar, pensar, caminar, etc.) y también para mantener y construir las estructuras de nuestro organismo (especialmente en la etapa de crecimiento donde se necesitan altas cantidades de nutrientes). El aparato digestivo facilita la nutrición porque lleva a cabo la digestión de los alimentos y bebidas que tomamos. Este proceso consiste en dividir los alimentos en pequeñas moléculas que son fácilmente absorbidas en el intestino y transportadas en la sangre. Otra función del aparato digestivo es la excreción en forma de heces de los productos que no pueden ser digeridos y por ello son inútiles para nuestro organismo.





¿CÓMO FUNCIONA NUESTRO APARATO DIGESTIVO?

El aparato digestivo se localiza a lo largo del cuerpo, desde la boca al ano, pasando así desde la cabeza al final del tronco.
Vamos a ver el proceso desde que el alimento entra en la boca hasta que son expulsadas por el ano las sustancias que no nos sirven.
El alimento entra en la boca, donde los dientes lo trituran, cortan y mastican, a la vez las glándulas salivales segregan la saliva, que mezclada con los alimentos masticados, forma una masa fácil de pasar y digerir. Es la lengua quien ayuda a mezclar la saliva con los alimentos, creando así el bolo alimenticio.
   
                         



Este bolo alimenticio baja por la faringe y el esófago hasta llegar al estómago. Allí permanece el tiempo necesario para que se realice la digestión (más o menos unas 2 horas).


                            


El estómago produce jugos gástricos que se mezclan con el bolo hasta convertirlo en una papilla, que pasa al intestino delgado. Allí se produce la última transformación de los alimentos. La papilla, ya en el intestino delgado, se mezcla con los jugos intestinales, con la bilis procedente del hígado y con el jugo pancreático. Estos jugos descomponen la papilla y la transforman en sustancias nutritivas, que son absorbidas por las paredes del intestino delgado. Allí pasan a la sangre que las distribuye por todo el cuerpo. La parte que no ha sido absorbida sigue hasta el intestino grueso donde se transforman los excrementos que se expulsan por el ano.



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